Durante la conferencia mundial sobre el clima (COP22) celebrada en Marrakech se han fallado los premios Green Building Solutions & City Awards, que reconocen los mejores ejemplos de soluciones sostenibles e innovadoras aplicables a edificios reales en el contexto internacional. En este concurso, organizado por la red Construction21, un escaparate internacional de 1.200 soluciones ejemplares, han participado 104 edificios y 25 ecodistritos y se ha contado con un jurado de 57 expertos durante las fases nacional e internacional de la edición 2016.

España no se ha ido con las manos vacías, y en un momento en que la rehabilitación energética se ha convertido en un compromiso de los ayuntamientos para reconducir el sector de la construcción y reducir el consumo energético, el edificio Zaramaga en Vitoria se ha alzado con el gran premio a la rehabilitación sostenible.

La finalidad de este proyecto de 30 viviendas, cuya autoría corresponde a los arquitectos Ramón Ruiz-Cuevas (Luz y Espacio Energía Arquitectura) e Ismael Martínez (IMV Arquitectos), ha sido actuar globalmente en el edificio para dotarlo de eficiencia energética y que fuera accesible.

Para Jaume Albertí, investigador en Construcción Sostenible y Energía de la Cátedra UNESCO en Ciclo de Vida y Cambio Climático (ESCI-UPF), organización que ostenta el Secretariado de Construction21 en España, «la gran aportación del edificio Zaramaga es la demostración de que es viable y efectivo trabajar sobre edificios existentes para actualizarlos al siglo XXI».

Para ello, se ha puesto hincapié no sólo en las mejoras de aislamiento en la envolvente, prestando especial atención a la rotura de puentes térmicos, sino también al control y limitación de infiltraciones de aire exterior mediante un test de estanqueidad. «Es decir», atestigua Albertí, «se ha controlado el aislamiento del interior del edificio tanto en lo que refiere a la conducción térmica como a las infiltraciones, lo que le confiere características propias de una casa pasiva».

Entre otras medidas, se ha integrado un sistema de ventilación con recuperación de calor, alimentado con energía renovable (solar fotovoltaica), destacando el efecto positivo para los residentes tanto desde el punto de vista de calidad del aire interior como de la eficiencia energética. Según Ruiz-Cuevas, «se ha reducido el consumo de calefacción en un 20{637da4c51611d3290c177ef57e8ec2e2e7659c62b7e0c6276a35b1fe6753c254}, pasando de una calificación energética E a una A».

Y para monitorizar los consumos, «se han instalado temporalmente una serie de elementos de medición para controlar que el edificio real cumple con los requisitos de confort, eficiencia energética y habitabilidad previstos en la fase de proyecto», explica Albertí. «De esta manera», prosigue, «la auditoría de edificios recién construidos o renovados se implementará para demostrar que las soluciones proyectadas son efectivas y así dejar evidencia que la reducción del consumo energético es viable, necesario y rentable».

La intervención de este edificio ha durado 10 meses. Un plazo de tiempo relativamente corto si se tiene en cuenta que además de la realización de toda la envolvente del aislamiento térmico del edificio, incluidos cubiertas y subsuelo de las plantas bajas, se han colocado dobles ventanas y realizado galerías acristaladas con celosías móviles que integran lamas regulables para controlar el soleamiento. Asimismo, se ha llevado a cabo una mejora de las instalaciones térmicas y la implantación de ventilación mecánica con recuperación de calor así como de placas solares fotovoltaicas en la cubierta del edificio.

Pese a la apuesta por los paneles solares, Ruiz-Cuevas reconoce que se analizó la viabilidad económica de implantar otros sistemas de energía renovables para el consumo de las viviendas, «pero que se renunció a ello porque los estudios realizados nos dieron datos de que el coste de su implantación tendría un periodo de amortización excesivamente largo».

Conscientes de la dificultad de rehabilitar un edificio habitado, desde el comienzo del proceso de planificación aunaron en una sola intervención criterios y voluntades diferentes de 30 vecinos. «Había que conseguir que la imagen externa del edificio no recordase la variedad de intervenciones que durante los años habían realizado diferentes vecinos», apunta el arquitecto de Luz y Espacio.

Ahora el inmueble dispone de un tratamiento conjunto homogéneo, moderno y totalmente integrado en el cromatismo del barrio. Y la percepción que tienen los vecinos es de un gran confort térmico, complementado con un sistema de ventilación individualizada para cada vivienda, que permite recuperar la energía contenida en el interior de las viviendas.

El coste de la intervención, incluyendo la rehabilitación energética y la accesibilidad, ha sido inferior a 40.000 euros por vivienda. Un importe que ha estado subvencionado tanto por la Unión Europea como por el Gobierno Vasco y el ayuntamiento de Vitoria, lo que ha posibilitado que el desembolso realizado por cada propietario haya sido muy inferior al costo de obra.

Fuente: El Mundo